VERTEDERO NO

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domingo, 9 de octubre de 2011

El mercado de la Murada.

La Murada -antiguo dominio de los Roca de Togores- es la pedanía de Orihuela donde debuté como párroco hace unos veinte años. Si uno va por la carretera y no se detiene en la Murada llega a Abanilla que ya está en Murcia.

Entre los muchos y buenos amigos que hice y conservo allí hay cuatro -don M. doña M.C, ý los jóvenes hijos de ambos: M.S. y M.C.- a quienes no puedo recordar sin que un estremecimiento de emoción agradecida etc recorra mi espalda y estalle en esa parte del cerebro en la que estallan las sensaciones de emoción agradecida.

Los domingos hay mercado en La Murada. Hoy es domingo. Después de celebrar Misa de once en Torremendo he dado órdenes a mi GPS para que me llevase a La Murada por el camino más corto y evitando las AP. Me gustaría decir que he atravesado una amena campiña de camino hacia la Murada pero la verdad es que he atravesado un ameno desierto.

La Murada ha cambiado mucho y el mercado ha crecido tanto que puede decirse que se trata de un gran mercado comparable con el Laberinto de Creta. Allí hay gitanos y moros; en algunos puestos los mercaderes hablan entre sí en valenciano y -para mi sorpresa- no pocos de los transeúntes tienen el aspecto rubicundo de los Bretones y hablan en ese inglés incomprensible de los ingleses, galeses y escoceses.

El primer tipo que me ha abordado era irlandés y quería saber el horario de Misas de la Murada. He tratado de explicarle que estoy intentando aprenderme los horarios de Misas de mis parroquias y que me hallaba en ese mercado en calidad de cliente buscando -por más señas- unas telas. El amable irlandés me ha acompañado -sin parar de hablar- hasta una especie de jaima regentada por amables gitanos que venden telas y ha desaparecido entre la multitud. He comprado doce metros de loneta por 45 euros. Un chollo.

Luego me ha abordado una amable señora que iba acompañada por su hijo. Usted es don Javier -ha dicho ella-. Nos hemos puesto a hablar y a recordar a los viejos amigos y luego me han acompañado a comprar un juego de toallas que he adquirido por 19 euros y una alfombrilla  de ducha por 5 euros.

Entonces me he dirigido al establecimiento de mi amigo don M. Se trata de una próspera carnicería donde se elaboran morcillas y embutidos de primera calidad. Hubo un tiempo en que mi amigo curaba jamones. Allí he adquirido 6 litros de leche semi-desnatada, 6 cervezas, 6 alitas de pollo, 4 filetes de ternera congelados, 3 pelotas de carne congeladas para hacer caldo con pelotas y 6 huevos frescos. Todo por 10 -diez- euros. Además me ha invitado a una cerveza y a comer en su casa. Después de comer -a eso de las tres de la tarde- hemos conversado hasta las seis. Hemos convenido -él es del Barsa- en que todo ha cambiado mucho y en que hay poquísimas cosas más amables que la amistad.

1 comentario:

javier dijo...

Enhorabuena por el blog. Me ha encantado encontrarme aquí.
Un cordial saludo.