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“CAMINO DE SANTIAGO"
AVENTURAS, SACRIFICIOS, Y DESVENTURAS DEL PEREGRINO VICENTE PÉREZ BASANTA POR ESAS TIERRAS DE ESPAÑA...
... Llegado un día en que las circunstancias propiciaban el conseguir que uno de los sueños de mi vida fuera realizado: Hacer el Camino de Santiago.
Y hoy puedo decir que es uno de mis mayores TESOROS.
Una vez tomé un autobús que me llevaba a LA RIOJA.
Desde allí comenzaría este viaje sin igual, esta sobredosis de naturaleza, de recogimiento interior y de sacrificio, de soportar inclemencias y bondades meteorológicas, de parar el ritmo de la vida, de andar ayudado por alguien o algo, que no podemos ver, pero que al llegar a LOGROÑO, empecé a experimentar por mí mismo.
Albergue de Peregrinos. Proliferan por todas las poblaciones que cruza el Camino hasta el objetivo: SANTIAGO DE COMPOSTELA.
Duchas, lavadora, secadora, lugar de lectura y grandes dormitorios mixtos, donde la luz se apaga para todos sobre las 22.00 h. Y que hay que desalojar como máximo a las 08.00 h.
No debes olvidar tu saco de dormir, porque lo máximo que encontrarás en los Albergues serán Mantas. El resto lo aprenderás sobre la marcha...
2ª ETAPA.- LOGROÑO - NÁJERA.
Inicio mi andadura "a pied", dirección siempre Oeste. Un largo recorrido urbano entre comercios, tiendas y demás establecimientos, que comienzan su día también.
Voy dejando atrás la ciudad y sigo la Autovía de Burgos, hace fresco y voy abrigado a conciencia.
Veo mis primeras flechas amarillas (fieles guías compañeras del peregrino que te indican la dirección a seguir), subiendo y bajando los cambios de rasante de la carretera.
Un sol radiante me acompaña y me va invitando a desprenderme de varias prendas. Será una práctica habitual el echarse la mochila a hombros o descansar de ella.
Camino sudoroso entre vides y más vides. Estas ofrecerán, más metidos al final del verano sus frutos, para la elaboración de los ricos caldos de estas tierras riojanas.
No tengo ni idea de lo que he caminado, pero me aparenta ser una eternidad, hago muchas pequeñas paradas buscando sombras en los pocos árboles altos junto al camino.
Llegando a NAVARRETE, encuentro las ruinas del antiguo Monasterio de San Juan de Acre. Inevitablemente me hace recordar esa ciudad en ISRAEL: La primera levantada por los caballeros templarios venidos desde toda Europa en territorios orientales. Con grandes murallas, fortalezas, y calles estrechas laberínticas que servían de protección ante los continuos ataques del "Infiel", Calles empedradas y con una perfecta ubicación estratégica junto al mar. Se construyó la ciudad de SAN JUAN DE ACRE sobre un perfecto puerto natural, y fue engrandecida por los millares de soldados que defendían la ciudad, a lo largo de los muchos años, en los que se hicieron "las cruzadas".
Es NAVARRETE un pueblo de importancia, con bonitas calles en cuesta, con antiguos soportales, y comercios, donde paro a tomar un café y deambular por él, conociendo sus lugares principales.
Llego a medio día a VENTOSA, un pequeño pueblecito culminado por una bonita Iglesia, donde un prado verde y una fuente con el agua más rica del mundo y más fresca, me conminan a estrenar mi esterilla y mi saco de dormir. Y echarme sobre la hierba para recuperar fuerzas y gozar de la paz de aquel lugar.
El único sonido es el de las palomas, gorriones, mirlos y grajos que viven en la torre de la Iglesia de San Saturnino. Qué rico momento me ofreció el lugar: el de la siesta reparadora.
Decido continuar los 9 Km. que me separan de NÁJERA (2 y 1/2 h. según me dice un señor del lugar). El paisaje es continuación del de la mañana, enormes bancales de vides, donde grandes tractores remueven las húmedas tierras tras unas lluvias pasadas. El agradable olor de nuestra madre tierra me acompaña en todo momento, al igual que el canto de pajarillos y graznidos de cuervos.
Un estrechamiento del camino, descubre una escena nada habitual, ni esperada: decenas de pequeños montones de piedras, a orillas del camino, construidos por los peregrinos y que me dan una pincelada de felicidad. Asemejan escenarios de cuentos infantiles, y tras ellos un túnel natural de matorrales que minimiza el camino a una estrecha senda. Se divisa a lo lejos NÁJERA, pero cuanto más te acercas, más parece alejarse. Esfuerzos sobrehumanos para llegar al fin de mi primera etapa.
Río Najerilla en un escenario precioso, me da la bienvenida; me dirijo al casco antiguo, centro histórico, donde alcanzo el Albergue, regentado por un holandés que recibe a los caminantes jacobeos con un buen porrón de Rioja. Visita de la ciudad y buena cena en soledad, asimilando datos antes de dormir.
CONTINUARÁ…
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