Leo con espanto que el Partido Popular de Llanes, refiriéndose a la posible instalación en su plataforma costera de un cementerio de CO2, dice que son residuos altísimamente tóxicos que pueden provocar riesgos ambientales, sanitarios y humanos así como gravísimas alteraciones climáticas. Por otra parte, la Confederación de los Verdes se deja caer con que presentará iniciativas en los municipios afectados “con el fin de que los ciudadanos conozcan la irresponsabilidad que supone almacenar en silos subterráneos CO2 sin conocer qué sucederá con estas reservas en un futuro cercano y si su existencia generará problemas medioambientales o de salud en los habitantes de esas zonas.”
He dicho que leo esto con espanto, porque ese sentimiento produce ver que se tomen decisiones políticas sin la más mínima información contrastada. ¿Desde cuando el CO2 es tóxico?, ¿qué riesgos ambientales y de salud puede generar su almacenamiento en el subsuelo?, ¿con qué derecho pretenden ir por las localidades afectadas asustando a los vecinos?. Que vayan a contar la verdad y yo seré el primero en aplaudirles, pero que no nos vengan con papanatadas a estas alturas en las que la prensa internacional (la española no) está poniendo en tela de juicio todo el asunto del Calentamiento Global.
No voy a entrar en las cuestiones técnicas que han hecho que muchos, muchísimos más de lo que por ahí se dice, nunca hayamos comulgado con que es la humanidad la que está cambiando el clima de la Tierra. Tan sólo voy a comentar algunos puntos que ya han salido en los medios de comunicación foráneos, para que el personal juzgue la credibilidad de todos estos que vienen a salvarnos de no sabemos qué apocalípticas catástrofes.
En Octubre, la BBC digital publicó un artículo que tituló ¿En qué quedó lo del calentamiento global?. El comentarista ponía un gráfico (el real, no el que nos cuentan) de la evolución de la temperatura desde 1995, según datos del nada sospechoso Goddard Institute for Spacial Studies, y se preguntaba con mucho mosqueo que por qué la temperatura no había subido si las emisiones de CO2 se habían disparado.
En Noviembre saltó el escándalo del Climategate, cuando alguien colgó en Internet los correos electrónicos que desde 1995 se habían intercambiado los investigadores de la Climatic Research Unit (CRU), de la Universidad de East Anglia, con otros colegas que constituyen la fuente principal de información para el Intergovernmental Panel on Climatic Change (IPCC) de la ONU. En ellos quedaba claro el fraude que habían cometido falseando datos climáticos para hacernos creer que la temperatura estaba subiendo, a la vez que utilizaban su influencia para que las revistas científicas rechazasen los artículos encaminados a demostrar que el calentamiento antropogénico era falso.
El propio Phil Jones, director de la CRU y ya dimitido, fue entrevistado la semana pasada por la BBC, y reconoció que:
1.Había perdido los datos que demostraban el calentamiento global. ¿Nos lo creemos?.
2.A pesar del CO2 la temperatura no había subido desde 1995, e incluso estaba bajando desde 2002.
3.No estamos en los momentos más cálidos de la historia humana, sino que en siglos anteriores han habido periodos con temperaturas más altas que las de ahora, siempre por causas naturales según ciclos variables, y no había ocurrido nada catastrófico.
El pasado jueves, día 18, dimitió Yvo de Boer, Secretario Ejecutivo de la Convención de la ONU para el Cambio Climático. Los mal pensados dicen que fue dimitido, y es que desde el Climategate y el fracaso de la Cumbre de Copenhague, se hacían apuestas para ver si era su cabeza la que caía, o delegaba en la de Rajendra Pachauri, Presidente del IPCC. Cayó de Boer, pero Pachauri anda en la cuerda floja desde que hace unas semanas se comprobó que la predicción presentada en el Informe del IPCC de 2007, respecto a que hacia 2035 los glaciares del Himalaya habrían desparecido, con lo que los ríos que bajan hacia la India se secarían y este país se convertiría en un erial, no tenía base científica y procedía de unos comentarios de salón. Sus paisanos hindúes no se lo han perdonado.
Para no hacerme muy pesado termino esta toma de actualidad con el editorial de la Revista Newsweek del pasado sábado en el que, tras un repaso a los últimos acontecimientos, se preguntaba qué hay de verdad, si es que hay algo, en esto del Calentamiento Global Antropogénico, y cuánto hay de Ciencia y cuánto de manipulación política.
Queda claro que el sombrajo montado en torno a las maldades del CO2 se está tambaleando, y es seguro que terminará igual que aquel cuento del agujero de Ozono, del que ya nadie habla, aunque tardará en caer porque hay muchas responsabilidades políticas, pues ¿quién indemnizará a las empresas que han sido obligadas a inversiones millonarias para reducir emisiones supuestamente contaminantes, o a las que han tenido que cerrar por no poder acometer esas reformas?. Se trata de un problema muy serio.
Para finalizar, es muy posible que cuando alguien se proponga en serio lo de los cementerios de CO2 ya no sean necesarios, porque visto el cariz que están tomando los acontecimientos acabaremos pidiéndole perdón al sufrido gas. Esto mismo escribí hace diez años respecto a los clorofluocarbonos (CFC) que supuestamente destruían el Ozono, y vaya si no han tenido que bajar muchos la cabeza desde entonces.
¿Y por qué no nos enteramos aquí de estas cosas por la prensa y la tele?. Pues aparte de muchos intereses económicos, y los políticos que ya he citado, es que el Presidente del Gobierno tiene como asesor para temas climáticos precisamente a Rajendra Pachauri, que tras su trabajo en el IPCC, creando amenazas sin cuento para el futuro si no dejamos de emitir CO2, echa unas horitas extras con cargo a nuestros bolsillos.
Artemio Cuenca Payá. Alicante.
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