Manifestaciones imposibles pululan por mi mente
hechos invisibles a desarrollar, inquietudes blancas
cabalgan por mis campos de azahar, por la nata
de las flores almendradas, góticas, que me miran
y regocijan sin sueldo, en un eterno desencuentro.
mortificando mi cuerpo de inevitable presente.
Caballo desatado que pende de su carcelera cuerda
gran ballena que rompe los océanos con su estela
aires que rasgan los bosques y sacan su voz secular
gritandoles a todos que algo está a punto de cambiar.
Manifiéstate ya, espirítu torturador, y permiteme el sueño.
El presenta pasa y corre y se detiene, sin combustible
nos relega a una quietud efímera, a una instántanea muerte
continua de imágenes, olores y recuerdos plagados
del futuro invisible, del devenir incierto. Vive y pasa.
Todo el botín acarrea consigo este ladrón del tiempo.
Dame el silencio cuando me sea requerido, no le temo.
Dame quietud y tranquilidad en mi perfumado hogar.
Algún rayo de luz que me caliente y la colmena
para platicar con mis abejas mayores y recibir lecciones
que me enseñen a recolectar el pólen de mis recuerdos.
Muradeño
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