VERTEDERO NO

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jueves, 5 de noviembre de 2009

Caminando de Burgos a Silos

ETAPA BURGOS - COVARRUBIAS - SANTO DOMINGO DE SILOS.-
Desayuno en la estación de buses. Tengo hasta la una para visitar este museo al aire libre que es BURGOS; sobre el que destaca su imponente y recién restaurada Catedral, con la Tumba del Cid y de los Condestables de Castilla, donde la Capilla del Cristo al que crecen uñas y cabellos es de obligada visita, así como el popular "papamoscas" que nos alerta las horas ante los boquiabiertos visitantes, y sus coloridas vidrieras y artesanal rejería. Impresionante, tanto por dentro como por fuera, donde decenas de pináculos, arbotantes y elementos decorativos nos dan idea de verticalidad y son exponentes del gótico más puro.

La cercana Iglesia de Santa Águeda (Santa Gadea) nos hace cercana la historia española y el juramento que el magnífico y fiel caballero Rodrigo Díaz de Vivar, hizo hacer a su Rey Alfonso VI, preguntando sobre su implicación en la muerte de su hermano el Rey.

El Mesón del Cid, donde se imprimiera por vez primera el libro "La Celestina", la Iglesia de San Nicolás de Bari con su magnífico retablo, el castillo, Ayuntamiento, Plaza Mayor, Espolón, Paseo del Arlanzón y multitud de iglesias, conventos, puentes que evocan un pasado de magnificencia y sitios reales, como el Monasterio de las Huelgas o la Cartuja de Miraflores.

Llego en bus sobre las 2 a COVARRUBIAS, bonita y medieval población, que guarda todo su encanto en monumentos, casas, calles y plazuelas intramuros.

El Torreón de Fernán González, Colegiata de San Cosme y san Damián, casa de Doña Sancha, Plaza Mayor, etc., me observan en mi paseo vespertino, mientras me recuerdan que intento llegar a SILOS.

Atravieso el puente sobre el ARLANZA e inicio camino a SANTO DOMINGO. Veinte y tantos Km. Tras una ascensión llego al solitario, derruido y aparentemente deshabitado pueblo de RETUERTA que hoy es un villorrio enclavado en los planes de un polémico y no construido pantano. Subo un fantástico puerto recubierto de encinas, nogales y abedules que se hace bastante duro.

Un paisano de 87 años corre tras mía, mientras 4 ó 5 buitres, nos sobrevuelan escudriñando rincones e intentando encontrar cadáveres por las laderas de los montes.

Curioso personaje que menciona a Samaniego, Iriarte y Espronceda con gran locuacidad, que no deja perder la ocasión de compartir una charla enriquecedora con un forastero como antaño, cuando los grandes rebaños se concentraban allí, antes de partir para los mercados de Sevilla y Valencia por la Cañadas Reales, y la convivencia con gentes de otros lares enriquecía sus pobres conocimientos. LA MESTA.

Hablamos de geografía española, en medio de situación de sus 8 descendientes, viajes de Inserso, heladas que quitaron el fruto a los nogales hacía 15 días y vida y milagros de su perra de aguas regalada por uno de sus hijos profesor en la Universidad de Oviedo y evocaciones franquistas, de Guardia Civil, del posterior Abad del Valle de los caídos, que lo quería llevar con él siendo mozo; y de una observación sobre tres picos de vecinos montes: “LAS MAMBLAS”, la izquierda, con un pequeño piquito a forma de pezón, dice ser de una moza de 15 años, la de en medio, más grande y languidecida, el pecho de mujer de 50 años y el último, quebrado, una mambla a la que han dado un gran bocado.

Pero, "no olvide mirar en el diccionario" el significado de mamblas, me dice, "las tetas".

Después de tamaña inyección de moral, el paisaje que recorro se me hace más cercano, me identifico con esta forma pausada de viajar, cada vez me recojo más durante el camino, absorbido por cientos de pensamientos, disfrutando en libertad de mi SOLEDAD.

Comienza el descenso sólo perturbado por algún coche y el cruce de un gran rebaño de ovejas al que acompañan 4 enormes mastines, que desde bien lejos se percatan de mí, y cuyo amo respira aliviado al advertir mi presencia. ¡No es un lobo a quien se enfrentan!

Estoy terriblemente fatigado y me echo un rato a 6 Km. del pueblo, el puerto me ha dejado la rodilla fatal otra vez. Breve descanso y de nuevo el sufrimiento, que impide mi avance acortando mis pasos y dando lugar al dolor…

Dos pequeños villorrios me animan cuando bebo del gran chorro fresco de su agua. Y gozo de ella. Un indicador me saca del camino y me lleva a esa ermita mozárabe del S. X. tan tentadora de visitar…

Sigo acompañando el río Arlanza que da nombre a la comarca y riega una fértil vega en el valle. La presencia de la pequeña ermita es una pequeña dosis de felicidad, que suaviza el calvario de este día, rezo dando gracias y mi boca es una gran esponja seca, donde se mueve una lengua torpe. Es una sed intensa, inexorable, muy incómoda y estresante.

Me llego al río buscando una fuente. Cerca del Puente Romano ya casi estoy dispuesto a beber de sus aguas, mientras fotografío desde varios ángulos la pequeña iglesia mozárabe, construida sobre un peñasco en un antiguo asentamiento romano.

Dios proveerá... Eso mismo me voy diciendo mientras continúo, deambulante, caminando. Cuando oigo un leve rumor de agua al caer, una fuente al fin." Fuente de las Cañas".

Había pasado a su lado varias veces, sin advertir su presencia. Bebo con fruición y calmo mi debilidad con la más rica agua mineral que jamás humano probó.

Salto como poseso de alegría. Me dispongo a continuar, pero el haberme salido de la carretera hace que no haya punto de referencia alguno, y tenga que guiarme por instinto. El sol se pone y yo estoy muerto, ¡no llego, no llego!.

Los reflejos de las piedras de mármol con los rayos solares, me animan a cada paso que doy por estos parajes de "La Yecla", y de pronto un estruendoso ruido de tractor tras de mí, acompañado por vociferante labrador de los pirineos que me quiere intimidar.

Se detiene el amable agricultor y me invita a llevarme en la parte trasera del tractor, apoyado en cuclillas sobre el eje en el que se apoyan los utensilios de labranza: cosechadora, cultivador, sembradora, etc. En la cabina, mochila y anorak, mientras el perro curiosamente cambia su actitud y no cesa de lamerme en los 4 Km. que restaban a SANTO DOMINGO DE SILOS. Como pasajero de vehículo de labranza motorizado, llego a mi objetivo fuera del Camino. Pero llego. Son las 9 y media en SILOS.

Pedí y se me dio. Siento que alguien vela por mí…

Cada cuál, llegado el caso, que lo vea como quiera, pero tras la experiencia de vivirlo, es únicamente cuando es válida la opinión sincera.

Cuando exhausto no podía continuar, se me brindó transporte por un humilde y generoso agricultor, pedí agua y apareció una rica fuente. Yo sé lo que supusieron estos hechos en mi yo interno.

Ceno y duermo en un hostal frente al monasterio y doy un paseo nocturno por la solitaria población para reflexionar y asumir todo lo vivido este día. Ando sólo escuchando mis propios pasos por las empedradas y oscuras calles de Silos.

La dueña del hostal me informa de los progamas religiosos y visitas al monasterio.

Duermo como un bendito.

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