La colisión de intereses de dos de los empresarios más poderosos de la provincia desnuda a la clase política y genera un cataclismo de alcance imprevisible
MANRIQUE C. SÁNCHEZ
La mancha de la 'Operación Brugal' ha traspasado fronteras y superado localismos. Invadió al menos una docena de municipios alicantinos, se ha extendido a altas instancias de la Generalitat y salpica incluso a la Región de Murcia.
La investigación inicial se ha desdoblado en unas veinte tramas diferentes a medida que se iban revelando nuevas sospechas. Un error del Juzgado de Primera Instancia 3 de Orihuela, que instruye el sumario desde el año 2007, ha permitido a la opinión pública conocer los entresijos de casi todas ellas, que se encontraban secretas.
El hedor de la podredumbre tira hacia atrás, pero paradójicamente en la calle predomina una sensación de escepticismo no exento de resignación. «Al final todo quedará en nada; acabarán por librarse», puede escucharse con frecuencia en cualquier tertulia de café.
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