Por los productos hortofrutícolas cosechados en el campo y la huerta, los agricultores están recibiendo por su venta unos precios por encima de su coste de producción. Esta situación lógica que no se producía desde hace años coincide con una reunión, mañana, donde está previsto que los ministros de Agricultura de la UE aprueben una serie de medidas para garantizar los precios mínimos de venta.
E. DE GEA
Los productos hortofrutícolas de la huerta tradicional y de los nuevos regadíos del trasvase Tajo- Segura de la comarca están registrando unos precios de venta de sus productos por encima de su coste de producción, una situación que no se daba desde hace años. Las principales cosechas actuales, alcachofas, bróculis, coles y variedades de naranjos y limones están siendo vendidas por los agricultores para su destino a distintos mercados nacionales e internacionales obteniendo beneficios, en algunos casos como los bróculis, importantes.
Esta situación, que puede parecer normal y lógica, no se daba desde hace mucho tiempo, donde los cultivadores debido a las fluctuaciones del mercado se veían obligados a vender sus productos por debajo del coste de producción, a no recolectarlos e incuso muchos no cultivaban por los bajos precios. Los temporales del pasado invierno que han afectado a otros puntos de España y Europa han beneficiado a los de la Vega Baja.
Debate en Europa
Coincidiendo con este episodio puntual de buenos precios de venta de los productos agrícolas, los ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) aprobarán mañana un conjunto de propuestas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria y propiciar un reparto más justo de beneficios entre agricultores, industrias o supermercados, según informa Efe.
El Consejo de Ministros dará el visto bueno a un documento, presentado por la presidencia española de turno de la UE, que incluye medidas para solucionar problemas en la fijación de los precios, como la especulación o los abusos de las cadenas de distribución. El texto contiene ideas para "reequilibrar" la capacidad de negociación entre los sectores interesados en la cadena alimentaria, entre los cuales los agricultores y los consumidores suelen ser los eslabones más débiles.
La Unión
El responsable del sindicato La Unión en la Vega Baja, Daniel Martínez, que reconoció que apenas se conoce lo que se va a debatir en Europa, sí se mostró convencido que la agricultura en general y, en especial la del Bajo Segura, necesita una ley de precios mínimos de venta de las cosechas para que los agricultores mantengan sus rentas y que nunca se pueda vender por debajo del coste de producción. "Todos los eslabones del sector agroalimentario (transportistas, envasadores, vendedores) aplican y regulan sus tarifas con el objetivo lógico de que su actividad sea rentable y ocasione beneficios, excepto los agricultores, y eso no se puede consentir aun a sabiendas que se trata de un sector estratégico", apunta Martínez, quien destaca que una huerta como la del Segura en producción y con precios dignos generaría todos los años "miles de puestos de trabajo".
El Consejo de la UE apoyará un mayor esfuerzo en cinco ámbitos: la mejora de las "estructuras" agroalimentarias, un aumento de la transparencia y de la vigilancia de los precios, la lucha contra la competencia desleal, la promoción de la autorregulación y la integración de políticas agrícolas o sobre la competencia.
La presidencia española de la UE ha impulsado el debate sobre los precios de los alimentos, siguiendo las propuestas que Bruselas hizo públicas a finales de 2009 en esa línea.
El gasto en alimentación supone el 16 por ciento del desembolso total de los hogares europeos y en las recientes crisis agrarias, como la del sector lácteo, han quedado de manifiesto las bajas remuneraciones que percibe el agricultor o ganadero, mientras que el consumidor final paga precios que son muy superiores por su comida.
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