VERTEDERO NO

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lunes, 14 de diciembre de 2009

Cementerio de Co2 en LA MURADA. Un técnico profesional experimentado en la materia nos aclara muchas dudas...

LOS ¿PELIGROS? DEL CO2


Pensando mal, que es como dice la sabiduría popular que se acierta, podríamos decir que el Gobierno ha elegido un excelente momento para adjudicarle, en firme, a La Murada esa joya que es el cementerio de CO2. Y digo esto porque, curiosamente, ha llegado en un momento en que el personal de a pie anda más asustado que nunca con las truculentas noticias que nos hacen llegar desde la Cumbre de Copenhague. Los medios de comunicación nos bombardean continuamente, y más estos días, con el panorama de un futuro en el que, si no reducimos las emisiones de dióxido de carbono, acabaremos fritos en una Tierra transformada en inmenso Sahara, o sobreviviendo en palafitos por la subida del nivel del mar.

Y todo este circo de Copenhague viene a cuento de ese inmediato ecoimpuesto con el que quieren gravar, y ya lo hacen en algunos países, las emisiones, supuestamente contaminantes, de CO2, y así rascarnos un poco más los bolsillos. Porque esa historia del Calentamiento Global Antropogénico, que muchos hemos negado desde sus orígenes, ha quedado, si no desmantelada, al menos en estado de ruina técnica tras descubrirse, a mediados de Noviembre, que los “científicos” que manejaban los datos de temperaturas globales, con los que alimentaban los informes del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en ingles), llevaban haciendo trampa desde al menos el año 1996, falseando las temperaturas reales para que se acomodaran al por ellos defendido Calentamiento Global, y con el propósito, declarado, de engañar a la sociedad y seguir recibiendo subvenciones mareantes de multinacionales que quieren terminar con su dependencia de los combustibles fósiles y pasarse al uranio.

Dicho esto, que en España es desconocido por la mayoría del personal, ya que los medios, adictos o no al Gobierno, y con escasísimas excepciones, se han ocupado de ocultarlo o de justificarlo con más mentiras, pasemos a nuestro CO2.

Para casi todo el mundo, el dióxido de carbono es un gas terrible porque es contaminante, tóxico y calienta el planeta. El pasado viernes, 11 de Diciembre, y de forma excepcional, puse las noticias de la tele para ver el reportaje sobre La Murada, encontrándome con que cada vez que hablaban del CO2 sacaban en pantalla unas inmensas chimeneas emitiendo un humo blanquecino que se parecía, por el aspecto, a alguno de esos mortíferos gases utilizados en la Primera Guerra Mundial. Pues bien, que nadie salga corriendo, porque ese humo no es más que vapor de agua procedente de torres de refrigeración, pero nos lo venden como emisión de gas contaminante. En realidad, el CO2 es un gas inocuo, que se encuentra en la atmósfera en una concentración del 0,03% aproximadamente. Además, y esto está reconocido por el propio IPCC, tan sólo un máximo del 4% del CO2 que pasa a la atmósfera es de origen humano; el 96% restante es emitido por volcanes y por el equilibrio con las aguas de los océanos, procesos estos sobre los que no tenemos el más mínimo control. Entonces podemos preguntarnos, ¿para qué queremos reducir un 20% ese 4% que emitimos?, ¿para dejarlo en un 3,2%?, ¿se van a enterar la atmósfera, los océanos y la radiación térmica de la Tierra que hemos hecho esa reducción?. Los que hemos pasado bastantes años de nuestra vida estudiando la evolución de los climas de la Tierra en el pasado, sabemos que han existidos periodos mucho más cálidos que el actual, y otros mucho más fríos, y que los cambios se producen por una combinación de factores, como variaciones de la rotación y la órbita del planeta, de la actividad solar, así como del flujo de la radiación intergaláctica que incide en la alta atmósfera. Frente a estos procesos cósmicos, es de una prepotencia supina pensar que nuestras ridículas emisiones de CO2, o cualquier otra actividad humana, pueden tener influencia sobre el clima a escala planetaria. Otra cosa es que determinadas actuaciones lleven a pequeñas alteraciones microclimáticas de carácter local, pero ese no es el tema. Todo esto está publicado en revistas científicas de primera línea, pero tanto el IPCC, como la mayoría de los políticos y los medios de comunicación hacen como que no lo han visto, porque decir que el Cambio Climático es un proceso natural no da motivos para inventarse impuestos y pedir subvenciones.

En cuanto a los llamados cementerios de CO2, como el que se quiere instalar en La Murada, se trata de una medida para evitar las importantes tasas que algunos gobiernos ya están aplicando a las emisiones del citado gas. El dióxido de carbono es separado antes de que salga a la atmósfera, se licua y se transporta hasta el cementerio, que no es más que una zona en la que, a cientos de metros de profundidad, existen capas de roca porosa o grandes cavidades, en las que se inyecta. Como es más pesado que el aire, no hay riesgo de que se eleve hasta la superficie y escape, pero como precaución se procura que sobre la capa en la que se deposita existan otras que hagan de sellado.

Es una solución que no agrada a los ecologistas, que insisten en desarrollar métodos de producción energética renovables y olvidarse del carbón, del petróleo y del uranio. Pues ya me explicarán cómo van a funcionar las acerías a base de aerogeneradores y placas fotovoltaicas. También alegan que si se producen escapes pueden contaminar los acuíferos subterráneos, y dañar gravemente a las explotaciones agrícolas.

Respecto a lo de contaminar los acuíferos, yo les preguntaría si saben qué gas es el que forma las burbujas de las gaseosas y de muchas aguas minerales. Curiosamente es el CO2, pero mejor que no se enteren, porque saldrían a la calle clamando por la prohibición inmediata de su embotellamiento.

En cuanto a los daños a la agricultura, recordemos que las plantas respiran CO2, y tras hacerlo reaccionar con el agua a través de la clorofila, desprenden ese oxígeno que nos permite respirar a nosotros. Si esto es dañino ….

Como ya me he extendido mucho, a modo de conclusión podemos decir que carece de sentido alarmarse si se instala uno de esos cementerios, porque aunque se produjera un escape, cosa bastante improbable, el gas, que como he dicho carece de toxicidad, se difundiría en la atmósfera sin causar daño alguno a la población o al medio ambiente.

Otro día, cuando tengamos datos sobre el proyecto de esas instalaciones, será el momento de entrar en detalles. Por ahora, lo que le interesa a La Murada es que esa actuación repercuta en beneficios para el pueblo. Si es tan peligroso como nos dicen, el supuesto riesgo debe ser compensado con servicios a esa comunidad que, según los fanáticos de la Nueva Religión del Calentamiento Global Antropogénico, va a hipotecar su futuro en aras de la salvación del planeta.

Artemio Cuenca Paya. Muradeño consorte.

http://aencor.es/artemio

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LA MURADA entera debe quejarse por el secretismo con que se llevan estos asuntos. Nadie cuenta con la población afectada, ndaie sabe nada en el Ayuntamiento... Qué raro, pues un Consejo de Ministros seguro que no aprueba nada que no lleve la aprobación y permiso de la población en cuestión.

NUESTRA UNÁNIME QUEJA A QUE SIGAN USANDONOS COMO MARIONETAS.

Enhorabuena y mil gracias al más que interesante artículo que D. ARTEMIO nos remite.
El Co2 no es malo, lo malo es que personas ajenas a LA MURADA decidan hacer cosas sobre ella que están en una primera fase de estudio; cosas derivadas de graves errores por otro lado. Y SIN CONTAR EN ABSOLUTO CON LA POBLACIÓN MURADEÑA.

Somos NM

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