ETAPA SANTO DOMINGO DE SILOS - ASTUDILLO - FRÓMISTA
Asisto a la gloriosa Misa de maitines, oficiada por los monjes del Monasterio a primeras horas de la madrugada; y me siento flotar escuchando los mágicos y celestiales cánticos gregorianos, de estos silenciosos personajes, que en perfecta armonía, entran en escena acompañando jerárquicamente en lecturas y menesteres de la Misa con sus voces impecables, que invitan a una gratificante espiritualidad.
Salgo de la Iglesia como nuevo, tuve que contener mis lágrimas en varios momentos. Disfruto enormemente de SILOS. Invita al recogimiento interior profundo, a la quietud… con fachadas blasonadas y calles enlosadas que evitan el ruido en un entorno medieval.
Desayuno sobre las 7 y media, y un cada vez mayor ajetreo, me recuerda que la festividad de la comunidad castellano – leonesa, hace que miles de personas llegadas de todos lados vengan a SILOS.
Voy a visitar el impresionante claustro del Monasterio, tras esa paz adquirida, y me uno a un grupo de visitantes, donde un funcionario explica pormenores de acontecimientos ocurridos tras la desamortización de Mendizábal en 1835 y las pérdidas materiales sufridas por los antiguos monjes.
En uno de los laterales del patio del claustro, se alza el majestuoso y centenario ciprés, que me hace estremecer de contento, mientras recito a la par que el guía, los versos de Gerardo Diego:
“Enhiesto surtidor de sombra y sueño, que acongojas al cielo con tu lanza..."
Me paro a observar la inmensidad de detalles de cada capitel de las columnas, con detenimiento, con una velocidad que nunca había tenido, noto que voy mucho más despacio. Siento el presente.
Caminar te enseña las dimensiones de las cosas, te hace recrearte en ellas o sólo percibirlas.
Tengo la suerte de contemplar a su vez la exposición de esmaltes, que en su día, tanto en LIMOGES como en SILOS se elaboraban para la decoración de arquetas, relicarios, cálices, candelabros y objetos religiosos, como otra de las concienzudas labores de los monjes, en la rutinaria vida del Monasterio de SANTO DOMINGO DE SILOS.
Estoy contento y fotografío el Monasterio desde varios puntos alejándome bastante por varios puntos del pueblo..
Veo a un matrimonio inglés con el que he coincidido en varias ocasiones y me cuentan que acaban aquí su aventura jacobea de este año, que al igual que yo habían decidido trasladarse a Silos desde Burgos para su visita, antes de volver a Londres. Les aconsejo la visita de la pequeña ermita románica que viera el día anterior en las cercanías, y sin la menor dilación se cambian de calzado y me preguntan la ruta... Goodbye amigos, “buen caminou”
Debo intentar regresar al CAMINO DE SANTIAGO lo antes posible, ¡es fiesta! Si llegara a LERMA! (35 KMS.) Tal vez allí pudiera coger algún transporte a tierras palentinas y recuperar el “caminou”.
Los chóferes de los buses de los turistas me menosprecian por mis atuendos al ser interpelados, y me niegan un cómodo transporte.
Echo a andar a la 1, bajo un sol de tormento, junto a la carretera y ocurre algo de excepción a los 3 tórridos Km. recorridos:
Una roulotte holandesa aminora su velocidad al sobrepasarme y un coche grande negro, que circula demasiado veloz, para evitar la colisión con ella, frena bruscamente y se sale de la angosta carretera, subiendo a un márgen y no volcando de milagro. Mujer merchera, embarazada por 4ª vez, sale del coche accidentado, a la par que musculoso y vociferante conductor que arredra a la holandesa conductora, mientras llego corriendo al sitio, e impongo paz, tras comprobar que no hay nadie herido.
Cedo portátil para comunicados (Guardia Civil, familiares, grúa, etc...) y sirvo de intérprete al acongojado matrimonio.
A las 16.30 tras larga espera al sol, de pie, se marchan grúas, médicos y ambulancias que no sabemos de dónde aparecieron, y el matrimonio anciano holandés se ofrece a llevarme lo más cerca posible del Camino, agradecidos.
Pasamos LERMA y tras descifrar mapas, me llevan a QUINTANA DEL PUENTE, que no les aleja de su destino, PALENCIA.
Es un matrimonio mayor y afable que recorre nuestras tierras norteñas en su confortable caravana. Tras mi insistencia en que acepten una pequeña invitación, deciden acercarme a ASTUDILLO. Estoy a tan sólo 15 Km. de FRÓMISTA, mi destino perfecto, tras apartarme del familiar Camino.
Dios les bendiga.
Son las 18,30 y marcho por la carretera recta, pasando por SANTOYO y los canales del Pisuerga y de Castilla.
Un aire norteño me hace abrigarme, disfrutando de una espléndida puesta de sol, entre campos y campos de cereales, con modernos riegos de aspersión; auxiliados por pequeñas bombas con grupos electrógenos, que extraen el agua de los canales citados y la conducen a apartados lugares, y que debido al viento, al salir por sus grifos, hace que parezca una lluvia de "maná".
Hoy juega el Madrid - barça, pero el cansancio, y la duda de si estaría abierto el albergue, restan la mínima importancia a la visión del partido. Son las 21.45 h. y llevo en pie desde las 04.30am
Múltiples carteles anuncian el pueblo al que tengo la impresión de no llegar. En los arrabales de FRÓMISTA, de pronto, me vuelvo a encontrar con la flecha amarilla, compañera fiel del peregrino, confirmando su rumbo, guiando en medio de la nada, a veces. Me siento en casa. Me encaramo para besarla, con la seguridad de estar en el camino correcto.
En los últimos instantes de claridad, al doblar una esquina la IGLESIA DE SAN MARTÍN me da la bienvenida en FRÓMISTA, y tras el intento de fotografiarla sin luz, lloro en el recuerdo de mi padre, desconsolado. Rendido cien por ciento duermo en un acogedor albergue que ofrece hasta desayuno por un par de euros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario