VERTEDERO NO

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sábado, 18 de septiembre de 2010

16ª ETAPA CAMINO SANTIAGO

SARRIA - PORTOMARÍN - PALAS DE REI.

No he pegado ojo casi esta noche. La plenitud, la masificación, los ruidos de tantos peregrinos en el concurrido albergue me impedían conciliar el sueño.

Hoy es 1 de mayo, fiesta nacional. Y se nota.

Madrugo un día más. Compañeros de Ingrid llegaron anoche hasta Sarriá también, un vasco, una madrileña y una alemana que inició la aventura en Francia. Nuno también llegó con su bicicleta al albergue a última hora, me cuenta mientras le invito a desayunar.

Nos ponemos en marcha y mi estupenda mochila publicitaria, incluso con todos los parches, arreglos y remiendos que lleva vuelve a perder uno de sus brazos y me dispongo a coserlo, “de aquella manera”. Unos 20 peregrinos pasan por mi lado: Buen Camino, Buen Caminou... Ya les alcanzaré. Una vez en marcha, no sé si por la ingesta del agua bendita de Santiago (el orujo casero de 70 grados) me encuentro hecho un toro y empiezo a adelantar gente. Hay demasiado tráfico hoy en la ruta y voy haciendo bromas al respecto.

Como llevo un ritmo muy poderoso quedamos para vernos en Portomarín. Encuentro también a mis compañeros de albergue en Pereje, una pareja de Donosti, un madrileño que repetía camino y una brasilera. Tomamos juntos café y caminamos a la par, con intensidad. El caso es que a las 13.30 ya estamos en Portomarín, que era el fin de la etapa y donde había quedado con Ingrid y su grupito.

Les espero una hora y media sobre el antiguo puente romano contemplando el agua sobre el río Miño y a peregrinos renqueantes que van llegando en una interminable y lenta procesión. Este puente fue trasladado piedra a piedra desde su lugar original, al igual que la Iglesia cuando se construyó el embalse que sepultó al mítico Portomarín, único lugar por donde cruzar el río Miño en el original Camino Francés, lugar visitado por tantos personajes ilustres entre los que destaco al rey Carlomagno y al monje Picaud, por lo de histórico, por lo antiguo, por lo trascendente de mi aventura jacobea personal.

La vista es preciosa y no me importa en absoluto la espera. La alemana Kari e Ingrid llegan las primeras y charlamos en amistad comiendo fresas mientras esperamos a la quejumbrosa madrileña que lleva sólo dos días caminando y todo le va mal y a Isidro que le sigue el juego. Comemos juntos en un mesón ( Caldo galego, conejo al horno y queso fresco con miel 6 €). Decidimos continuar un trecho más hasta GONZAR porque hemos llegado mucho antes de lo previsto (el camino hasta aquí ha sido bastante bueno y llano). Pero no me apetece seguir escuchando quejidos y quejas de la madrileña que tiene frío, que le duelen los pies, que odia a las moscas y a los perros, (y al mundo entero diría yo) y me quedo platicando con el mesonero con unos orujos por medio. Isidro decide acompañarme (debe estar agotadito de escuchar a la torpedo madrileña).

El mesonero cuenta anécdotas de peregrinos y de cuando anegaron su pueblo. Historietas de pollos, cochos (cerdos) y personas que no querían abandonar sus casas.. “Aquí non chega el auga” (aquí no llega el agua) y tuvieron que ser rescatados junto a sus pertenencias ante la inevitable y progresiva subida del nivel de las aguas debido a la presa.

Caminamos hasta GONZAR. Me alegro mucho de ver a INGRID, y deseo estar a solas con ella, pero este es un albergue demasiado pequeño, el pueblo es inexistente y la idea de pasar la tarde y la noche escuchando tonterías provenientes de un único interlocutor (su amiga de Madrid) me aterra. Isidro se queda también con ellas. Prima mi libertad en ese momento y voluntariamente me aparto de la gran y efímera amistad amorosa que mantuve con la preciosa holandesa. Decido continuar unos cuántos kilómetros más.

Voy arrastrando hace unos días una gran molestia en la zona del empeine y en la espinilla. Comienza a lloviznar y me siento triste... !Ingrid acompáñame..! Ella no entiende porqué me marcho, porqué la dejo sóla. Tras aguantar un chaparrón en silencio sentado al cubierto de una parada de autobús rural tomo la decisión de continuar bajo la lluvia y cruzo por LIGONDE, VENTA DE NARÓN, AIREXE, etc. La lluvia da pequeñas treguas y el sol sale en escasas ocasiones de la larga tarde. Voy empapado y mis deportivos pesan por el barro acumulado. Las molestias se dejan sentir sin tregua y `pequeños tramos de bajada se me asemejan la cumbre del Montblanc

Pueblo tras pueblo me encuentro con ALBERGUES repletos y me vuelven a ofrecer el suelo del Albergue para dormir. Cansancio, molestias, la pertinaz lluvia, INGRID... La felicidad de ayer es una gran tristeza hoy.. Refugiado de la lluvia que no cesa en toda la tarde noche decido a las 21.00 h. llamar a un taxi que me lleve a una pensión y de esta guisa duermo en PALAS DE REI, una gran ciudad, donde gozo de un baño caliente de forma individual....

3 comentarios:

Anónimo dijo...

bonita historia, bonita amistad de amor,.......

¿por qué no pedir a Ingrid que le acompañara?......¿por qué seguir solo y luego sentirse triste por la añoranaza? ¿por qué echar de menos a esa persona que te ha llenado el alma??

NOTICIERO MURADEÑO dijo...

El peregrino lesionado y triste caminaba... y reflexionaba...
 
Volvió sobre sus pasos quejumbrosos y buscó en el pequeño albergue a su potencial amor, a la amorosa amistad que figuraba ser la plenitud del sentimiento, a la holandesa ensalzada en sus pensamientos... a la presunta felicidad... Y:
 

1)El grupo compartía merendola en el momento de la llegada del peregrino..

Ingrid se abalanzó a su cuello sin cesar de besarle, su cuerpo manifestaba una gran alegría, sus ademanes reflejaban entusiasmo y juntos se alejaron del albergue cogidos de la mano bajo la fina lluvia...... disfrutando cada uno de la presencia del otro.. en silencio.. La plenitud se respiraba en el ambiente...
Ingrid, Ingrid! La voz de la madrileña la reclamaba:
Y la figura de la pareja apareció entre los árboles con semblante de relajación...
-!Estamos aquí!
-!Que tenemos que ir al bar del pueblo! !Que te estamos esperando!...
El Peregrino triste y confundido comprobaba como su recién amiga obedecía las órdenes de la guapa madrileña sin rechistar... Casi con complacencia.. Arrastrándole a una situación no solicitada... Y no le agradaba.. Llevaba quince días de esfuerzo contiuado, de sacrificio en una aparente soledad. Se sentía muy satisfecho consigo mismo. Seguro...
Consintió en acompañar a Isidro, Kari, Ingrid y la madrileña al bar... Chistes malos, pasajes y anécdotas de la vida de la madrileña fueron el único tema de la intrascendente conversación que el grupo con semblante risueño soportaba...
El peregrino invitó a Ingrid a salir del local, le invitó a marcharse de allí juntos y de inmediato... pero Ingrid se mostró reticente... pequeñas excusas... mentirijillas fueron la respuesta de la holandesa que pretendía retenerle...

Y sin despedirse de nadie, el peregrino continuó su camino intentando comprender las complejidades de esta vida...Confundido y aliviado a la vez...

2)El semblante bello y simpático de Ingrid que el peregrino traía en su mente le animaba a caminar con presteza... El recuerdo de su amada le hacía olvidar dolores y molestias musculares y apremiaba su paso..

Al llegar al pequeño albergue, entre las literas de 3 camas y en la parte baja, sentados, jugaba a cartas el grupo de Ingrid. El reencuentro hizo disparar la espontaneidad y un prolongado abrazo acompañado del beso más interminable y amoroso que jamás nadie recibiera ocuparon la escena por más de quince minutos.. Los amigos de Ingrid, atónitos observaban la situación...
-¿Ingrid, dónde vamos a cenar?¿Os parece que vayamos al bar de la aldea?
La holandesa no escuchaba... El retorno del peregrino la tenía sublimada.. No podía despegarse de su cuerpo, no quería volver a pensar un segundo en perderle.. Y no contestó a la madrileña... ignorándola...
Los amantes se miraban sin pudor y en silencio a los ojos, con una alegría de color turquesa entre ellos, con la plenitud como invitada, con la sensación de satisfacción en sus rostros.. Ninguno preguntaba al otro ¿porqué me miras así? (Porque te quiero, hubiera sido la segura respuesta.)

A la pareja le sobraba el mundo y educadamente se despidieron del pequeño grupito y se marcharon del albergue caminando juntos, felices, sólos...bajo la fina lluvia.. Santiago de Compostela les esperaba al final de la aventura y el propio apóstol bendijo la unión de esas dos peregrinos... Hoy continúan veinte años más tarde mirándose a los ojos con una pícara mirada feliz

NOTICIERO MURADEÑO dijo...

El peregrino lesionado y triste caminaba... y reflexionaba...
 
Volvió sobre sus pasos quejumbrosos y buscó en el pequeño albergue a su potencial amor, a la amorosa amistad que figuraba ser la plenitud del sentimiento, a la holandesa ensalzada en sus pensamientos... a la presunta felicidad... Y:
 

1)El grupo compartía merendola en el momento de la llegada del peregrino..

Ingrid se abalanzó a su cuello sin cesar de besarle, su cuerpo manifestaba una gran alegría, sus ademanes reflejaban entusiasmo y juntos se alejaron del albergue cogidos de la mano bajo la fina lluvia...... disfrutando cada uno de la presencia del otro.. en silencio.. La plenitud se respiraba en el ambiente...
Ingrid, Ingrid! La voz de la madrileña la reclamaba:
Y la figura de la pareja apareció entre los árboles con semblante de relajación...
-!Estamos aquí!
-!Que tenemos que ir al bar del pueblo! !Que te estamos esperando!...
El Peregrino triste y confundido comprobaba como su recién amiga obedecía las órdenes de la guapa madrileña sin rechistar... Casi con complacencia.. Arrastrándole a una situación no solicitada... Y no le agradaba.. Llevaba quince días de esfuerzo contiuado, de sacrificio en una aparente soledad. Se sentía muy satisfecho consigo mismo. Seguro...
Consintió en acompañar a Isidro, Kari, Ingrid y la madrileña al bar... Chistes malos, pasajes y anécdotas de la vida de la madrileña fueron el único tema de la intrascendente conversación que el grupo con semblante risueño soportaba...
El peregrino invitó a Ingrid a salir del local, le invitó a marcharse de allí juntos y de inmediato... pero Ingrid se mostró reticente... pequeñas excusas... mentirijillas fueron la respuesta de la holandesa que pretendía retenerle...

Y sin despedirse de nadie, el peregrino continuó su camino intentando comprender las complejidades de esta vida...Confundido y aliviado a la vez...

2)El semblante bello y simpático de Ingrid que el peregrino traía en su mente le animaba a caminar con presteza... El recuerdo de su amada le hacía olvidar dolores y molestias musculares y apremiaba su paso..

Al llegar al pequeño albergue, entre las literas de 3 camas y en la parte baja, sentados, jugaba a cartas el grupo de Ingrid. El reencuentro hizo disparar la espontaneidad y un prolongado abrazo acompañado del beso más interminable y amoroso que jamás nadie recibiera ocuparon la escena por más de quince minutos.. Los amigos de Ingrid, atónitos observaban la situación...
-¿Ingrid, dónde vamos a cenar?¿Os parece que vayamos al bar de la aldea?
La holandesa no escuchaba... El retorno del peregrino la tenía sublimada.. No podía despegarse de su cuerpo, no quería volver a pensar un segundo en perderle.. Y no contestó a la madrileña... ignorándola...
Los amantes se miraban sin pudor y en silencio a los ojos, con una alegría de color turquesa entre ellos, con la plenitud como invitada, con la sensación de satisfacción en sus rostros.. Ninguno preguntaba al otro ¿porqué me miras así? (Porque te quiero, hubiera sido la segura respuesta.)

A la pareja le sobraba el mundo y educadamente se despidieron del pequeño grupito y se marcharon del albergue caminando juntos, felices, sólos...bajo la fina lluvia.. Santiago de Compostela les esperaba al final de la aventura y el propio apóstol bendijo la unión de esas dos peregrinos... Hoy continúan veinte años más tarde mirándose a los ojos con una pícara mirada feliz