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miércoles, 16 de marzo de 2011

FUKUSHIMA. Más que interesante artículo del desastre en Japón por nuestro colaborador técnico D. ARTEMIO CUENCA

El desastre de Fukushima en positivo


El terremoto de Japón del pasado día 11, aparte de servir para tapar la vergüenza de la comunidad internacional ante el genocidio de Libia en los medios de comunicación, también ha comenzado a ser utilizado por noticieros y ecologistas para entrar en una escalada de desatinos contra las centrales nucleares que, dicho sea de paso, hoy día son imprescindibles para mantener nuestro nivel de vida. Por eso, y a petición de Somos MN, voy a dar mi opinión sobre lo que de positivo ha tenido la experiencia del incidente en la central de Fukushima. Advierto que no soy experto en el diseño de ese tipo de centrales (ni ninguna otra), pero entiendo algo del tema sísmico.

Una central nuclear funciona básicamente como una caldera. Se lleva agua hasta un elemento calefactor para evaporarla, transportando a continuación el vapor hasta las palas de unas turbinas que generan la electricidad. En la nuclear el calor procede de la desintegración del Uranio radiactivo, proceso que es controlado mediante la introducción regulada de elementos absorbentes de neutrones, actuando el agua a evaporar como refrigerante para mantener la temperatura interna del reactor en sus valores correctos.

Sin entrar en consideraciones sobre elementos de seguridad, que son máximos en este tipo de instalaciones, el protocolo en caso de sismo consiste en que, cuando los sismógrafos de la central detectan un determinado umbral de aceleración en el suelo, automáticamente introducen en el núcleo todas las barras de absorción de neutrones, parando el proceso de desintegración, pero continúan haciendo funcionar las bombas del circuito de agua para terminar de enfriar el reactor.

En el caso de Fukushima el funcionamiento de los sistemas de seguridad fue correcto, pero el terremoto destruyó las redes eléctricas, por lo que las bombas se conectaron a los generadores de emergencia para que siguiera fluyendo el agua de refrigeración. Hasta ahí todo iba según los protocolos, pero entonces llegó el tsunami y arrasó los generadores, con lo que las bombas se quedaron de nuevo sin energía para funcionar.

En estas circunstancias se pasó al siguiente nivel de emergencia, consistente en utilizar baterías mientras llegaban generadores de repuesto, pero las malas comunicaciones tras el terremoto retrasaron la llegada y cuando por fin lo hicieron se produjeron fallos en los conectores de los equipos que hubo que subsanar contra reloj. A partir de ahí comenzó a aumentar la temperatura en el núcleo y la presión en el edificio de contención, que es una carcasa hermética que aísla toda la zona con radiactividad, pero como las noticias son tan confusas no sabemos a ciencia cierta si el núcleo ha empezado a fundirse, cosa que es muy grave para el futuro de la central pero que no entraña riesgo para las personas porque quedará retenido allí mismo, y si hay alguna fisura en la contención, lo que ya sería más preocupante pues podrían aparecer emisiones de gases con cierto nivel de radiactividad.

Pero bajo ningún concepto podemos esperar otra catástrofe como la de Chernobyl de hace veinticinco años, que es lo que pretenden apuntar los alarmistas, ya que esta central, entonces ya vieja y obsoleta en cuanto a seguridad, carecía de edificio de contención, por lo que la explosión del hidrógeno acumulado en el vaso del reactor, ocurrida durante una insensata y temeraria prueba de funcionamiento, lanzó a la atmósfera todo el material fisionable que había dentro, cosa que en las centrales modernas es impensable.

Ahora todos los políticos se han apuntado a la revisión de la seguridad de las centrales en servicio, y eso está muy bien, pero que recuerden también que es su obligación revisar la seguridad de las petroquímicas, de las presas, de las centrales térmicas y tantas otras cosas que nos ponen en riesgo. El accidente de Fukushima, si de algo ha de servirnos es para valorar la seguridad de las nucleares modernas en lugar de para denostarla.

A este respecto, y si mi información es correcta, la central se diseñó para soportar un sismo de magnitud 8,2 mientras que el que ha soportado ha sido de magnitud 9,0.

Pero ¿tenemos idea de lo que son estos números?. La magnitud es una medida de la energía liberada por el sismo, pero no en una escala lineal sino logarítmica y proporcional a 101,5, lo que significa que el aumento en una unidad de magnitud multiplica por treinta y tres el tamaño del terremoto. Haciendo números encontramos que una magnitud 9,0 equivale aproximadamente a la energía liberada por treinta mil bombas como la de Hiroshima (no es una errata, 30.000), y con respecto al sismo de diseño de magnitud 8,2 fue dieciséis veces más potente. Y a pesar de eso, no se produjeron daños y los sistemas de seguridad funcionaron adecuadamente, por lo que toda esa histeria que se ha desatado sobre el riesgo de las centrales nucleares en zonas sísmicas carece de sentido, porque la enseñanza que extraemos de Fukushima es que el diseño antisísmico funcionó sobradamente bien.

Lo que ya no funcionó fue la previsión contra tsunamis, porque la central se diseñó para resistir una ola de seis metros y la que llegó alcanzó los diez. Ese ha sido el verdadero problema en Fukushima, y que ahora nos debería llevar a replantearnos la ubicación de centrales nucleares junto a la costa en zonas propensas a sufrir el ataque de los tsunamis, en lugar de lanzar alegatos sin base contra la energía nuclear en general.

Por último me gustaría que alguien se acordara de los damnificados por el propio terremoto y el posterior tsunami, porque parece que todo ocurre en Fukushima, y ya los medios de comunicación se han olvidado de esos miles de muertos y desaparecidos, y de muchos miles más que lo han perdido todo.

Artemio Cuenca
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Muchísimas gracias amigo ARTEMIO por atender nuestra petición de información. Disculpe la premura también. Como siempre es un placer ser ilustrados por usted.

No hay que hablar de cuán malas son las nucleares ahora. Se impone el hablar de seguridad en ellas. Se impone hablar de seguridad en otro tipo de centrales como nos cuenta D. Artemio. El desastre de la PRESA DE TOUS sin ir más lejos, y que todavía sigue sin resolver.

La energía es una necesidad, las nucleares forman parte del emporio energético hoy por hoy. Estamos bien lejos de poder abastecer nuestras necesidades energéticas con las renovables sólamente. Mientras tanto este recurso denostado de las Centrales Nucleares es lo que tenemos, y que proporcionan una inmensa parte de la cantidad de electricidad que consumimos los hogares.

Apostamos por las cosas bien planificadas, bien hechas... De los desastres vienen nuevas ideas en cuanto a seguridad. Chernóbyl enseñó cómo NO hacer las cosas en centrales térmicas nucleares. Y de FUKUSHIMA bien seguro que los técnicos aprenderán.

Somos NM

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