¡NO QUEREMOS PETRÓLEO!
Justo antes de Navidad, el Consejo de Ministros daba luz verde a unas campañas de prospección petrolífera en el Golfo de Valencia, lo que, en principio parecía una buena noticia, ya que España necesita importar más del 99 % de los hidrocarburos que consume, lo que representa un buen pellizco en una factura que pagamos todos. Ante este panorama, cualquier país o sociedad con una cierta cordura haría repicar las campanas si se entera de que, en su territorio, pueden existir yacimientos de gas o petróleo. Pero la Comunidad Valenciana, como antes decía cierto eslogan publicitario para el país, es diferente. Aquí nuestros políticos, con el aplauso unánime de todos los grupos salvadores del planeta, cierran filas para impedir que se realicen las prospecciones, alegando que van a destruir la Albufera de Valencia, que van a llenar las playas de chapapote, que las detonaciones para la sísmica espantarán a los peces arruinando la industria pesquera, y un largo etcétera de sinsentidos.
Las proclamas ecologistas son algo más pintorescas que las de los políticos, pues dicen que el petróleo que pueda descubrirse acabará quemándose, con lo que contribuirá a aumentar el CO2 de la atmósfera, y proponen sustituir las plataformas petrolíferas por parques eólicos marinos. Supongo que estos señores se desplazarán en carrozas tiradas por briosos caballos (que no consumen gasolina), a través de caminos sin asfaltar (el asfalto es un derivado del petróleo), iluminarán sus casas con candiles de aceite (reciclado, por supuesto) y calentarán sus pucheros frotando dos palitos. Cierto es que algunas fracciones del petróleo se utilizan como combustibles, pero otras son la base para la síntesis de infinidad de productos de uso cotidiano que nos hacen la vida más fácil, incluyendo una buena cantidad de esos fármacos con los que curamos nuestras dolencias. Más racionalidad y menos histeria alarmista a la hora de hablar a la gente serían de agradecer.
Lo curioso es que salten ahora todas las alarmas, cuando lo cierto es que varias compañías llevan haciendo prospecciones sísmicas por esa zona desde los años 70 del pasado siglo, y sin que se hayan enterado ni los políticos, ni los ecologistas, ni las sardinas. Desconozco la longitud total de esos perfiles, porque las petroleras no suelen ir contando sus chismes al primero que llega, pero son varios miles de kilómetros. Y en cuanto a las detonaciones que, según todos, van a arruinar la pesca, dan a entender que se realizan con explosivos, cuando lo cierto es que se utiliza una especie de cañoncito de aire comprimido, que genera la onda acústica necesaria para la investigación del subsuelo, y hasta ahora se ha comprobado que es inocua para la vida marina.
Respecto a las perforaciones tengo entendido que se van a realizar en dos zonas. Una en tierra, entre Tavernes de Valdigna y Gandía, por Oil and Gas Capital, y otra en el mar, entre diez y setenta kilómetros de la costa, por Caim Energy. Este tema es el que más preocupa, porque dicen que los lodos de perforación matan todo lo que hay en el entorno del sondeo, y que los hidrocarburos, aunque no se encuentren en cantidad explotable, se extenderán por todo el litoral contaminando las playas y la Albufera. Un poco de información no les vendría mal, o mejor, un poco de sinceridad, porque eso no son más que estupideces y mentiras. Para demostrarlo no voy a entrar en discusiones técnicas, porque es suficiente con decir que en la Comunidad Valenciana tengo datos de cuarenta y nueve sondeos de exploración, tanto en tierra como en el mar, realizados hasta el año 2004, y sé que me faltan algunos, por lo que podríamos estar hablando de unos sesenta. O sea, que se han ejecutado ya unos sesenta sondeos y nadie se ha enterado, ni ha puesto el grito en el cielo, y lo que es mejor, que no le ha pasado absolutamente nada al entorno ambiental.
Entonces, ¿por qué ahora toda esa oposición?, ¿por qué no protestaron cuando se hicieron los sondeos anteriores?. Si sólo se opusieran los del PP estaría claro que es para arremeter contra el Gobierno en año electoral, pero lo curioso es que también patalean los del PSOE.
La protesta ecologista tiene su lógica, porque esos iluminados se oponen a todo lo que no esté en su catecismo de salvación del planeta, pero que ahora les sigan el juego los políticos, y nieguen a los ciudadanos de la Comunidad una posibilidad de crear riqueza y empleo de calidad, es algo que los descalifica.
Francamente, no lo entiendo. Será porque ni soy político ni ecologista salvaplanetas, pero tengo claro que si podemos ahorrar en las facturas del petróleo de la OPEP y del gas argelino, algo mejor nos irá a todos. Y en todo caso, si no quieren a las petroleras en Valencia, podemos reservarles un rinconcito por La Murada, a ver si encuentran algo aquí y nos montamos en el dólar.
Artemio Cuenca Payá
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